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Café colombiano: Tradición y origen

El origen del café en Colombia se remonta al siglo XVIII, las primeras plantas de café fueron traídas por los colonizadores españoles a las tierras fértiles de la región. Desde ese punto, el café se convierte en una pieza fundamental para el país, no solo para la economía sino también para la cultura colombiana. Influyendo también en el reconocimiento internacional y su desarrollo.

Colombia es conocida mundialmente por su café arábigo, que se cultiva en las elevadas montañas de los Andes. La combinación única de altitud, suelo y clima contribuye a la excepcional calidad que caracteriza al café colombiano.

El país cuenta con una amplia gama de variedades de café, cada una con su propio sabor distintivo. El café Supremo, reconocido por su tamaño generoso y su sabor suave, es muy apreciado por los amantes del café. Por otro lado, el café Excelso, cultivado en las regiones montañosas, se destaca por tener un equilibrio perfecto entre acidez y notas frutales. Estas variedades emblemáticas son un reflejo de la diversidad rica en sabores que caracteriza a la industria cafetera colombiana.

El proceso de los cultivos de café es meticulosamente calculado, en todas sus etapas. Los caficultores se encargan de cuidar con dedicación cada uno de los cultivos, realizando inspecciones constantes y mantenimientos como la poda. Garantizando así a recolección de los granos en el momento óptimo de madurez, contribuyendo a la calidad superior del café colombiano. Tomando en cuenta que la recolección de estos se hace de manera manual, en su mayoría amerita mayor mano de obra, pero hace menos daños a los granos, generando una mejor selección.

El impacto que ha tenido el cambio climático también afecta los cultivos de café y Colombia no está exenta de esta problemática, principalmente a la producción y la calidad del grano y consecuente a esto una inflación sobre el precio del café. Esta industria es uno de los principales pilares del país, puede representar una gran amenaza para la economía.
Más allá de ser un producto de exportación, el café en Colombia ha desempeñado un papel vital en la construcción de la identidad cultural del país. Las tradiciones cafeteras, desde el cultivo hasta la preparación y degustación, han pasado de generación en generación, convirtiendo al café en un vínculo que une a las comunidades cafeteras. Este legado cultural se manifiesta en la hospitalidad colombiana, donde compartir una taza de café es más que una simple pausa, es un acto de convivencia y amistad.